Parte 10 - Sensibilidad e Idiosincrasia



Sensibilidad e idiosincrasia

     En esta exposición sobre las patogenesias es momento de hacer un señalamiento especial sobre dos importantes conceptos muy presentes en toda la doctrina y en particular en las patogenesias: sensibilidad e idiosincrasia. Vayamos a los siguientes parágrafos:

     Parágrafo 116:
     “Algunos síntomas son producidos por los medicamentos mas frecuentemente, es decir, en muchos individuos sanos, otros mas raramente o en pocas personas, algunos solamente en muy pocas.”

     Parágrafo 117:
     “A la última categoría pertenecen las llamadas idiosincrasias, con las cuales se quiere dar a entender constituciones físicas peculiares, que aunque por otra parte sanas, poseen la predisposición de presentar un estado más o menos morboso por ciertas cosas que parecen no producir impresión ni cambio en muchos otros individuos. Pero esta incapacidad de impresionar a todos es solo aparente. Dos cosas se requieren para la producción de éstas tanto como de todas las otras alteraciones morbosas de la salud, es decir, el poder inherente de la sustancia influyente, y la aptitud de la fuerza vital que anima el organismo para dejarse influenciar, así pues las desviaciones evidentes de la salud en las llamadas idiosincrasias no pueden atribuirse solo al caso de estas constituciones peculiares, sino que deben serlo también de estas cosas que las producen, en las cuales debe existir el poder de impresionar del mismo modo a todos los organismos humanos. Sin embargo, es de tal manera que solo un corto número de constituciones sanas tienen la tendencia de presentar una condición morbosa evidente debida a ellas. Que esos agentes impresionen realmente a todo cuerpo sano se demuestra por el hecho que cuando se emplean como remedios prestan servicios efectivos a todos los enfermos por los síntomas morbosos semejantes a los que estos agentes parecen capaces de producir en los individuos sujetos a la llamada idiosincrasia.”

Los conceptos de sensibilidad e idiosincrasia son sumamente importantes en homeopatía.
No todos los sujetos tienen la misma capacidad de experimentar síntomas patogenéticos. Existen sujetos con mayor y otros con menor sensibilidad.
Algunos síntomas son experimentados solo por muy pocos o incluso un solo experimentador. A esta condición Hahnemann denomina idiosincrasia.

A pesar de las dudas que muchas veces despiertan los síntomas idiosincráticos que solamente se dieron en un solo experimentador, por el hecho de pensar que puedan deberse a otras circunstancias del acontecer del sujeto, por ej. en síntomas mentales o sueños, la comprobación clínica de curación es el medio que respalda esta valiosa y peculiar cualidad terapéutica.



Otros aspectos de las patogenesias

     Retomando las patogenesias, continuamos con el orden de los parágrafos dedicados al tema.

     Parágrafo 118:
     “Cada medicamento tiene una acción peculiar sobre la constitución humana, que otros medicamentos de diferente clase no producen exactamente de la misma manera .”

     Parágrafo 119:
     “Así como indudablemente cada especie de planta difiere en su forma externa, manera de vivir y crecer, en su sabor y olor de toda otra especie y género de planta; así como indudablemente cada mineral y cada sal difieren de todos los otros en sus propiedades externas tanto como internas, físicas y químicas (que solas bastarían para impedir cualquiera confusión de una con otra), así indudablemente los medicamentos difieren y divergen entre sí en sus efectos patogenésicos y por consiguiente también en los terapéuticos (*). Cada una de estas sustancias determina alteración en la salud del ser humano, especiales, diferentes no obstante de manera determinada, de modo que se excluye la posibilidad de confundir unas con otras.”
(*) “Cualquiera que tenga un conocimiento completo y pueda apreciar la diferencia notable de los efectos en el hombre sano de cada sustancia en particular, de los efectos de otras, notará desde luego que entre ellas, desde el punto de vista médico no puede haber equivalentes de ninguna clase, ni sucedáneos. Solo los que conocen los efectos puros y positivos de los diferentes medicamentos pueden ser tan insensatos que traten de persuadirnos que un medicamento pueda servir en lugar de otro y ser tan útil en la misma enfermedad como otro. Así el niño en su ignorancia confunde las diferencias más esenciales de las cosa, porque apenas conoce su aspecto externo, mucho menos su valor real, su verdadera importancia y sus cualidades inherentes muy desemejantes.”

     Parágrafo 120:
     “Por esta razón los medicamentos, de los cuales depende la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, deben distinguirse los unos de los otros de una manera completa y muy cuidadosamente ensayándolos por medio de experimentos puros en el cuerpo sano, con el fin de averiguar su poder y efectos positivos y tener de ellos un conocimiento exacto, y de ponernos en condiciones de evitar cualquier error en su empleo terapéutico, pues solo con su elección correcta, el mayor de los beneficios de la tierra, la salud del cuerpo y del alma, puede restablecerse rápidamente y permanentemente.”

     Parágrafo 121:
     “Al experimentar los medicamentos para averiguar sus efectos en el organismo sano, debemos retener en la mente que las sustancias fuertes, llamadas heroicas, son capaces aun en pequeñas dosis de producir cambios en la salud hasta de las personas robustas. Los de poder más suave deben darse, en estos experimentos, en cantidad más considerable; y con el fin de observar la acción de los más débiles, los sujetos con experiencia deben ser personas exentas de toda enfermedad y que sean delicadas, irritables y sensibles.”

     Parágrafo 122:
     “En estos experimentos, de que depende la exactitud de todo el arte médico, y el bienestar de todas las futuras generaciones humanas, no deben emplearse más medicamentos que los que sean perfectamente conocidos y de cuya pureza, autenticidad y energía estemos completamente seguros.”

     Parágrafo 123:
     “Cada uno de estos medicamentos debe tomarse en forma perfectamente simple y pura; las plantas indígenas en forma de jugo recién extraído, mezclado con un poco de alcohol para impedir su descomposición; las sustancias vegetales exóticas empero, en forma de polvo o de tintura preparada con alcohol cuando se hallen en estado fresco, y después mezclada con cierta proporción de agua; las sales y las gomas se disolverán en agua un momento antes de tomarlas. Si la planta sola puede obtenerse en su estado seco, y si su poder es naturalmente débil, en este caso se usará para el experimento su infusión, hecha cortando la hierba en pequeños pedazos y echándole agua hirviendo para extraer sus principios medicinales. Debe tomarse inmediatamente después de preparada, mientras está caliente, pues todo jugo vegetal obtenido por expresión y todas las infusiones acuosas de vegetales, sin adición de alcohol, entran rápidamente en fermentación y descomposición, por lo cual pierden todas sus propiedades medicinales.”

     Parágrafo 124:
     “Para esos experimentos cada sustancia medicinal debe emplearse completamente sola y perfectamente pura, sin mezcla de otra sustancia extraña y sin tomar ninguna otra más de naturaleza medicinal el mismo día, ni tampoco en los días siguientes, ni durante todo el tiempo que queramos observar los efectos del medicamento.”

     Parágrafo 125:
     “Durante todo el tiempo que dura el experimento deberá regularizarse estrictamente la dieta; deberá estar tanto como sea posible desprovista de especies; deberá ser de carácter puramente nutritivo y simple; los vegetales verdes (*) raíces, ensaladas y sopas de legumbres (que aunque estén preparadas con mucho cuidado poseen algunas cualidades medicinales perturbadoras) deberán evitarse. Las bebidas serán las usualmente tomadas y tampoco estimulantes como sea posible (**).”
(*) “Se permiten los guisantes tiernos, judías verdes francesas, patatas cocidas y en todos los casos zanahorias, como los vegetales menos medicinales.”
(**) “El experimentador no debe tener el hábito de beber vino puro, aguardiente, café o te, o haberse abstenido por mucho tiempo antes del uso de estos brebajes dañosos, que algunos son estimulantes y otros medicinales.”

     Parágrafo 126:
     “La persona que experimenta el medicamento deberá ser fidedigna en extremo y concienzuda, y durante todo el tiempo del experimento evitar todo esfuerzo exagerado mental y físico, toda clase de disipación y pasiones perturbadoras; no deberá tener negocios urgentes que le distraigan la atención; deberá entregarse a una observación cuidadosa de sí misma y no ser molestada durante ella; deberá estar en buena salud y poseer una dosis suficiente de inteligencia para ser capaz de expresar y describir sus sensaciones en términos exactos.”

     Parágrafo 127:
     “Los medicamentos deben experimentarse tanto en los hombres como en las mujeres, para que revelen también las alteraciones de la salud que producen en la esfera sexual.”

     Parágrafo 128:
     “Las observaciones más recientes han demostrado que las sustancias medicinales, cuando se toman en su estado crudo por el experimentador con el propósito de probar sus efectos peculiares, no manifiestan casi la cantidad de poder bastante que  existe oculta en ellos, como lo hacen cuando son ingeridas con el mismo objeto, en diluciones altas potenciadas por trituración apropiada y por sucusión, por esta simple manipulación su poder que permanece oculto en el estado crudo, como adormecido se desarrolla y despierta a la actividad a un grado increíble. De esta manera encontramos ahora el modo mejor de investigar el poder medicinal aun de las sustancias estimadas débiles, y el plan adoptado es dar al experimentador, con el estómago vacío, de cuatro a seis glóbulos muy pequeños, diariamente de la trigésima potencia, humedecida en un poco de agua o disuelta en más o menos cantidad de agua y completamente incorporada y dejarle que continúe este método por varios días.”

     Parágrafo 129:
     “Si los efectos que resultan de semejante dosis son ligeros, pueden tomar algunos glóbulos más diariamente hasta que sean más claros y más fuertes, y más notable la alteración de la salud; pues no todas las personas son afectadas por un medicamento en un grado de intensidad igual; al contrario, existe una variedad inmensa en este respecto, de modo que un individuo aparentemente débil, apenas puede ser afectado por una dosis moderada de un medicamento conocido como muy activo, mientras que otros medicamentos mucho más débiles obran en él con bastante energía. Por otra parte, hay personas muy robustas que manifiestan síntomas más ligeros por drogas fuertes. Ahora bien, como esto no puede saberse de antemano, es prudente comenzar en cada caso con una pequeña dosis de la droga, y donde fuese conveniente y necesario aumentar de día en día la dosis, cada vez más.”

     Parágrafo 130:
     “Si la dosis administrada muy al principio ha sido suficientemente fuerte, se obtienen la ventaja de que el experimentador aprenda el orden de sucesión de los síntomas y pueda anotar con exactitud la época en que cada uno se presenta, lo que es muy útil para conducir al conocimiento del genio del medicamento, pues entonces el orden de los efectos primarios, así como de los alternantes se observa de una manera más clara. A menudo basta una dosis muy moderada para el experimento con tal que el experimentador esté dotado de una sensibilidad suficiente delicada y esté muy atento a sus sensaciones. La duración de la acción de una droga sola puede averiguarse por comparación de varias experiencias.”

     Parágrafo 131:
     “Sin embargo, si con el fin de averiguar algo se da el mismo medicamento a la misma persona para probar en varios días sucesivos y en dosis siempre crecientes, sin duda que conoceremos los diversos estados morbosos que es capaz de producir este medicamento de un modo general, pero no descubriremos su orden de sucesión, pues la dosis subsecuente a menudo destruye los síntomas causados por la dosis anterior o desarrolla en su lugar un estado opuesto; tales síntomas deben ponerse entre paréntesis para indicar su ambigüedad, hasta que experimentos subsecuentes más puros demuestren si son la reacción del organismo, la acción secundaria o alternante de este medicamento.”

     Parágrafo 132:
     “Pero cuando el objeto es solo averiguar, sin referirse al orden sucesivo de los fenómenos y a la duración de la acción de la droga, los síntomas mismos, especialmente los de las sustancias medicinales débiles, en ese caso el camino preferible que se debe seguir es darla por varios días sucesivos aumentando la dosis cada día. De esta manera la acción de un medicamento desconocido, aun de naturaleza más débil, se revelará especialmente si se experimenta en personas sensibles.”

     Parágrafo 133:
     “Al experimentar cualquiera sensación particular provocada por el medicamento, es útil, verdaderamente necesario, con el fin de determinar el carácter exacto del síntoma, tomar varias posiciones mientras dura aquella y observar si por mover la parte afectada, por caminar en la habitación o al aire libre, por pararse, sentarse o acostarse el síntoma aumenta, disminuye o desaparece y si reaparece volviendo a tomar la posición en que por primera vez fue observado; si es modificado por comer o beber, o por cualquier otra condición, o por hablar, toser, estornudar o por cualquiera otra función del organismo. Debe observarse al mismo tiempo a qué hora del día o de la noche se presenta frecuentemente de manera más notable, por todo lo cual se manifestará lo que hay de peculiar y característico en cada síntoma.”

     Parágrafo 134:
     “Las potencias externas, especialmente los medicamentos, poseen la propiedad de producir cambios especiales propios a su naturaleza, en la salud del organismo; pero no todos los síntomas peculiares a un medicamento se manifiestan en una sola persona, ni todos a la vez, ni en la misma experimentación sino que algunos aparecen en una persona en una época principalmente, otros durante una segunda o tercera experimentación, en otras personas aparecerán otros síntomas, pero de tal manera que algunos de los fenómenos observados en la cuarta, octava y décima personas, han aparecido ya en la segunda, sexta o novena, y así sucesivamente. Además, los síntomas no se presentan a la misma hora.”

     Parágrafo 135:
     “Solo puede obtenerse la totalidad de los elementos morbosos que es capaz de producir un medicamento, por numerosas observaciones en personas apropiadas de ambos sexos y de constituciones diferentes. Solamente podemos estar seguros de que un medicamento ha sido completamente experimentado respecto al estado morboso que puede producir, es decir, respecto de su facultades puras de alterar la salud del hombre, cuando experimentadores subsecuentes noten poco de carácter nuevo en su acción, y casi siempre solo los mismos síntomas como habían sido observados ya por otros.”

     Parágrafo 136:
     “Aunque, como se ha dicho, un medicamento sometido a la experimentación en personas sanas no puede manifestar en una sola de ellas todas las alteraciones de salud que es capaz de producir, y aunque no las ponga en evidencia más que en cierto número de individuos diferentes los unos de los otros tanto por su constitución física como mental, sin embargo, existe en él la tendencia de producir en todo ser humano todos estos síntomas (parágr. 117) conforme a una ley eterna e inmutable de la naturaleza. Por esto, cuando el medicamento se da a un enfermo afectado de males semejantes a los de él ocasiona, produce todos sus efectos aun aquellos que una vez ocasiona en las personas sanas. Administrando entonces aun a dosis las más débiles, produce silenciosamente en el enfermo, si ha sido elegido homeopáticamente, un estado artificial parecido a la enfermedad natural, que rápida y permanentemente (homeopáticamente) le libra y le cura de su enfermedad primitiva.”

     Parágrafo 137:
     “Cuanto más moderada sea, dentro de ciertos límites la dosis del medicamento usado en la experimentación, tanto más claramente se desarrollan los efectos primarios, y solo éstos, que son los más dignos de conocer, se presentan sin ninguna mezcla de efectos secundarios o reacciones de la fuerza vital, con tal que hagamos lo posible para facilitar la observación escogiendo a una persona amante de la verdad, morigerada en todos sentidos, de sensaciones delicadas, y que pueda encauzar su atención más minuciosa a observar sus sensaciones. Sin embargo, cuando se usan dosis excesivamente grandes, se presentan al mismo tiempo no solo cierto número de efectos secundarios entre los síntomas, sino que también los efectos primarios vienen con tal precipitada confusión y con tal impetuosidad que nada puede observarse con exactitud; y eso sin tener en cuenta el peligro que los acompaña, que quien quiera que tenga algún respeto por sus semejantes, y que mire al más humilde de los hombres como a su hermano, pensará de manera indiferente sobre esta asunto.”

     Parágrafo 138:
     “Todos los sufrimientos, accidentes y cambios de la salud del experimentador durante la acción de un medicamento (con tal que se hayan cumplido con las condiciones (parágr. 124-127) esenciales a una experimentación buena y pura) se derivan únicamente de este medicamento y deben considerarse y registrarse como pertenecientes especialmente a él, como sus síntomas, aun cuando el experimentador hubiese observado en él mucho tiempo antes,  la presentación espontánea de fenómenos semejantes. La reaparición de esto durante el ensayo del medicamento demuestra solamente que este individuo en virtud de su constitución peculiar, tiene predisposición definida a producir estos síntomas. En este caso son el efecto del medicamento; los síntomas no se presentan espontáneamente mientras está ejerciendo su influencia, el medicamento que se ha tomado, en todo el organismo, sino que son producidos por el medicamento.”

     Parágrafo 139:
     “Cuando el médico no experimenta en sí mismo el medicamento, sino en otra persona, ésta debe anotar claramente las sensaciones, sufrimientos, accidentes y cambios de salud que experimente en el momento de su presentación, mencionando a qué hora, después de la ingestión de la droga, se manifiesta cada síntoma, si duró mucho tiempo y el tiempo de su duración. El médico examina la relación en presencia del experimentador inmediatamente que termina la experimentación, o si esta dura muchos días, lo hace cada día a fin de que estando todavía fresco todo en su memoria se le interrogue acerca de la naturaleza exacta de cada una de estas circunstancias, y escribe los detalles más precisos obtenidos así o hace los cambios que pueda sugerir el experimentador (*).”
(*) “El que da a conocer al mundo médico el resultado de tales experimentos se hace responsable de la integridad de la persona que experimentó y de sus afirmaciones, y justamente así es, pues el bienestar de la humanidad que sufre, está aquí en peligro.”

     Parágrafo 140:
     “Si la persona no sabe escribir, informará al médico todos los días de lo que le ha ocurrido, y cómo tuvo lugar. No obstante lo que se debe anotar como información auténtica en este punto debe ser principalmente la narración voluntaria de la persona que hace el experimento. No deberá admitirse nada congetural y lo menos posible respuestas a preguntas que sugieran aquellas. Todo debe averiguarse con la misma prudencia que he aconsejado antes (parágr.84-99) para la investigación de los fenómenos y para trazar el cuadro de las enfermedades naturales.”

     Parágrafo 141:
     “Los mejores experimentos de los efectos puros de los medicamentos simples que alteran la salud humana, y de las enfermedades artificiales y síntomas que son capaces de desarrollar en el individuo sano, son los que el médico sano, sin prejuicios y sensible realiza en sí mismo con todas las precauciones y cuidados ordenados aquí. El médico conoce con gran certeza lo que ha experimentado en su propia persona (*).”

(*) “Los experimentos hechos por el médico en sí mismo tienen para él otra ventaja inestimable. en primer lugar, la gran verdad de que la virtud medicinal de todas las drogas, de que depende su poder curativo, reside en los cambios de salud que ha sufrido por el medicamento ingerido, y el estado morboso que experimenta debido a ellos, se convierten para él en un hecho incontrovertible. Por otra parte, debido a estas observaciones notables realizadas en sí mismo, será llevado a comprender sus propias sensaciones, su modo de pensar y su carácter ( el fundamento de toda verdadera sabiduría ), y también enseñado a ser lo que todo médico debe ser, un buen observador. Todas nuestras observaciones en los demás no son tan interesantes como las hechas en nosotros mismos. El que observa a los otros debe siempre temer que el experimentador no diga lo que exactamente siente o no describa sus sensaciones con los términos más apropiados. Debe siempre dudar sino ha sido engañado, a lo menos en parte.
     Estos obstáculos para llegar al conocimiento de la verdad, que nunca pueden ser completamente dominados en nuestras investigaciones de los síntomas morbosos artificiales que se presentan en otras personas por la ingestión de medicamentos, desaparece en absoluto cuando hacemos el ensayo en nosotros mismos. El que hace estos ensayos en sí mismo sabe con certeza lo que ha sentido y cada ensayo es un aliciente para él, para investigar los poderes de otros medicamentos.
      Así, se hace cada vez más práctico en el arte de observar, de gran importancia para el médico, por la observación continua de si mismo que le dan un conocimiento digno de confianza del valor real e importancia de los instrumentos de curación que en gran parte son todavía desconocidos por nuestro arte. No se imagina que las indisposiciones ligeras provocadas por los medicamentos en las experimentaciones, pueden ser muy dañosos para la salud. Por el contrario, la experiencia demuestra que el organismo del experimentador se vuelve, con motivo de estos ataques frecuentes a su salud, mucho más apto a repeler todas las influencias externas enemigas de su constitución y todos los agentes nocivos, morbosos, artificiales y naturales. Así se hace más fuerte para resistir todo lo de carácter nocivo. Toda experiencia demuestra que su salud se hace más inalterable, más robusta.”

     Parágrafo 142:
     “Para distinguir los síntomas (*) del medicamento simple empleado con fin terapéutico, de entre los de la enfermedad primitiva, especialmente las de carácter crónico que permanecen con frecuencia iguales a sí mismas, es un asunto que debe dejarse exclusivamente a los maestros en el arte de observar, pues pertenece a las cualidades más elevadas del juicio.”
(*) “Los síntomas que han sido observados solo largo tiempo antes de todo el proceso morboso, o nunca antes observados, y por consiguiente nuevos, pertenecen al medicamento.”

     Parágrafo 143:
     “Si de este modo hemos probado en individuos sanos un número considerable de medicamentos simples y hemos registrado cuidadosa y fielmente todos los síntomas y elementos morbosos que son capaces de desarrollar como productores artificiales de enfermedades, solo entonces tendremos una verdadera materia médica, una colección real, pura y digna de confianza (*) de la manera de obrar de la sustancias medicinales simples, un volumen del libro de la naturaleza, donde está inscrita una variedad considerable de cambios peculiares de la salud y síntomas comprobados como pertenecientes al poder medicinal, y que han sido revelados a la atención del observador. En estos síntomas existe semejanza (homeopaticidad) con los elementos morbosos de las enfermedades naturales que podrán ser curadas en lo futuro; en una palabra, comprenden estados morbosos artificiales que proporcionan por su similitud con los estados morbosos naturales, la única terapéutica verdadera, homeopática, es decir, específica, para realizar su curación cierta y permanente.”
(*) “Últimamente se ha tenido la costumbre de confiar la experimentación de los medicamentos a personas desconocidas y distantes, que eran pagadas por su trabajo, y los datos así obtenidos eran publicados. Pero al obrar así, este trabajo, que de todos los otros, es el más importante y que sirve para formar la base del verdadero arte de curar y que exige certeza moral muy grande y honradez; me parece, y siento decirlo, que será dudoso e inseguro en sus resultados y carente de todo valor.”

     Parágrafo 144:
     “Deberá excluirse rigurosamente de esta materia médica todo lo que sea conjetura, simple aserción, o imaginario; todo deberá
ser el lenguaje puro de la naturaleza cuidadosa y honradamente interrogada.”

     Parágrafo 145:
     “En verdad, solo con una cantidad muy considerable de medicamentos conocidas con exactitud respecto a su manera pura de obrar alterando la salud del hombre, podríamos estar en condiciones de descubrir un remedio homeopático, un análogo morbífico apropiado y artificial (curativo) para cada uno de los estados morbosos que existen en número infinito, para todas las enfermedades (*). Mientras tanto, aun hoy, gracias al carácter verídico de los síntomas y a la abundancia de los elementos morbosos de cada una de las sustancias medicinales enérgicas ha demostrado ya en su acción sobre el organismo sano, no quedan más que pocas enfermedades para los que no puede encontrarse un remedio homeopático medianamente apropiado entre los que estén ahora experimentados en su acción pura,  para que con seguridad relativa se establezca la salud de una manera suave, cierta y permanente, infinitamente más cierta y segura que lo que puede realizar toda la terapéutica general y especial del antiguo arte médico alopático, con sus mezclas de medicamentos desconocidos que trastornan y agravan las enfermedades crónicas, pero que no las curan, y más bien retardan que favorecen el restablecimiento en las enfermedades agudas, y ponen con frecuencia la vida en peligro.”
     (*) “Al principio hace cerca de 40 años, yo fui el único que hice experimentaciones de los efectos puros de los medicamentos, siendo ésta mi ocupación más importante. Desde entonces he sido ayudado por algunos jóvenes que han verificado experimentos en sí mismos y cuyas observaciones he revisado rigurosamente. Siguiendo el ejemplo de estos, algunos otros han hecho trabajos originales de esta clase.¡Pero qué no será posible realizar en materia de curación, en el dominio inmenso de las enfermedades, cuando observadores minuciosos, exactos y dignos de crédito hayan prestado sus servicios enriqueciendo esta única verdadera materia médica, con sus cuidadosas experimentaciones en sí mismos!. Entonces el arte de curar se acercará, en cuanto a certeza a las ciencias matemáticas.”


     Hahnemann pormenoriza en estos parágrafos los distintos aspectos de las patogenesias, su modo de realizarlas y comprensión de los datos obtenidos.
    
     Remarco algunos puntos vertidos:
Experimentación de las substancias en sujetos sanos y sensibles.
Los conceptos de sensibilidad e idiosincrasia.
La necesidad de tomar los mayores recaudos respecto a la confiabilidad de quienes realizan la experimentación.
Ya Hahnemann señala las dificultades de la experimentación patogenética y los riesgos de dejar las mismas en manos de experimentadores poco fiables.
Existen mas de 2000 remedios pero no todas las patogenesias o algunos de sus síntomas tienen el mismo grado de confiabilidad. Esta es una de las grandes tareas que la homeopatía tiene por delante, la verificación y máxima protocolización de las experimentaciones.