Parte 3 - Acción primaria y secundaria



Acción primaria y secundaria
Una explicación del principio

     Hahnemann propuso una serie de explicaciones para comprender el principio de la cura por lo similar.
Una de ellas es el concepto de acción primaria y secundaria.
En su primer artículo Ensayo sobre un Nuevo Principio expone algunas de estas ideas que retoma en el Organon.
     Vayamos al Parágrafo 63 del mismo:
      “Todo agente que obra sobre la vitalidad, todo medicamento, desarmoniza más o menos la fuerza vital y produce cierta alteración en la salud del individuo por un periodo más o menos largo. Ésta se llama acción primaria. Aunque producida a la vez por el medicamento y por la fuerza vital, principalmente se debe al primero. A esta acción nuestra fuerza vital intenta oponer su energía propia. Esta acción de resistencia es una propiedad, es ciertamente una acción automática de nuestra fuerza vital de conservación, que lleva el nombre de acción secundaria o reacción.”

     Parágrafo 64 :
     “Durante la acción primaria de los agentes morbíficos artificiales (medicamentos) sobre nuestro cuerpo sano, como se verá en los ejemplos siguientes, la fuerza vital parece conducirse simplemente de una manera pasiva (receptiva), como si estuviese obligada a sufrir las impresiones del poder artificial exterior que la domina y de ese modo altera su estado de salud; después sin embargo, parece como si despertara de nuevo para desarrollar (A) la condición de salud exactamente opuesta (reacción, acción secundaria) a este efecto (acción primaria) producida sobre ella, si existiese tal estado opuesto, y a un grado tan grande como fue el efecto (acción primaria del agente morbífico artificial o medicinal, y proporcional a su energía; o (B) si no hubiese en la naturaleza un estado exactamente opuesto a la acción primaria, intenta neutralizarse a sí misma, es decir, hacer su poder superior útil en la extinción del cambio verificado en ella por el agente externo (por el medicamento), en cuyo lugar sustituye su propio estado normal (acción secundaria, acción curativa).”

     En el Parágrafo 65 da una serie de ejemplos :
     “...Un brazo que ha estado largo tiempo metido en agua muy fría está al principio mucho más pálido y más frío (acción primaria) que el otro; pero quitado del agua fría y secado, se pone después no sólo más caliente que el otro, sino aún ardiente, rojo e inflamado (acción secundaria, reacción de la fuerza vital).       
     Al uso del café fuerte sigue excesiva vivacidad (acción primaria), pero después queda por mucho tiempo pereza y somnolencia (reacción, acción secundaria), si siempre ésta no es removida otra vez, por corto tiempo, absorbiendo nuevas cantidades de café (paliativo).
     Después del profundo sueño estupefaciente producido por el opio (acción primaria), la noche siguiente se estará tanto más sin dormir (reacción, acción secundaria). Después de la constipación producida por el opio (acción primaria), sobreviene diarrea (acción secundaria); y después de purgantes que irritan los intestinos, sobreviene constipación que dura varios días (acción secundaria). Y de la misma manera sucede siempre, después de la acción primaria de un medicamento que a grandes dosis produce un cambio profundo en una persona sana, un estado exactamente opuesto se produce en la acción secundaria por nuestra fuerza vital, cuando, como se ha observado, existe realmente tal estado.”

     Parágrafo 66:
     “Como fácilmente puede concebirse, no se nota una acción secundaria antagónica y evidente de las dosis muy pequeñas homeopáticas, de los agentes perturbadores sobre el cuerpo sano.
Ciertamente una dosis pequeña de cualquiera de ellos produce una acción primaria que es perceptible por el observador suficientemente atento; pero el organismo viviente sólo emplea contra ella tanta reacción (acción secundaria) como es necesaria para el restablecimiento de la condición normal.”

     Parágrafo 68:
     “En las circunstancias homeopáticas la experiencia nos enseña que por las dosis infinitamente pequeñas que se usan en este método de tratamiento, que son exactamente suficientes para dominar y remover de las sensaciones del principio vital, la enfermedad natural, por la similitud de sus síntomas, queda ciertamente después de la destrucción de ésta, cierta enfermedad medicinal sola en el organismo, pero que debido a la extraordinaria exigüidad de la dosis es tan pasajera, tan ligera y desaparece tan rápidamente por sí misma, que la fuerza vital no necesita emplear contra esta pequeña desviación de su salud, aún más considerable reacción que la que bastaría para elevar el estado presente al de salud, es decir, que la que bastaría para efectuar el restablecimiento completo, para la cual, después de la extinción del desarreglo morboso anterior, no se requiere sino un pequeño esfuerzo.”

     En síntesis, la acción curativa es lo que Hahnemann llama acción secundaria o reacción de la propia fuerza vital para recuperar el equilibrio inicialmente alterado por la substancia medicamentosa.

     La pregunta sobre porqué la experimentación de substancias debe realizarse en sujetos sanos, puede responderse en un párrafo del parágrafo 70 :
     “...Que esta desviación de la salud, que llamamos enfermedad, sólo puede convertirse al estado fisiológico, por otra revolución producida en dicho estado por medio de medicamentos, cuyo poder curativo único, por consiguiente, sólo consiste en la alteración de la salud del hombre, es decir, en una producción peculiar de síntomas morbosos que se conocen con mayor claridad y pureza experimentándolos en el cuerpo sano.”

     Dos apreciaciones al respecto :
1º La necesidad de observar los efectos puros de las substancias lo mas libre posible de síntomas patológicos propios del experimentador, como señala Hahnemann en su primer artículo.
2º Comprender que la respuesta de un sujeto sano será mas enérgica frente al desequilibrio provocado por la sustancia, de modo que la recuperación al estado previo de salud será mas fácil y rápida, que en un individuo enfermo, debilitado en su energía vital.




La mayor intensidad dinámica de la enfermedad medicamentosa
Otra explicación del Principio


     Hahnemann planteó otra explicación mas para entender el Principio de la cura por lo similar :
La mayor intensidad dinámica de la enfermedad artificial o medicamentosa sobre la natural.

     Vayamos al Parágrafo 27 :
     “La potencia curativa de las medicinas, por lo tanto, depende de sus síntomas, semejantes a la enfermedad, pero superiores a ella en fuerza (paragr. 12-26), de modo que cada caso individual de enfermedad es destruida y curada más segura, radical, rápida y permanentemente, sólo por medio de medicinas capaces de producir (en el organismo humano) de la manera más similar y completa la totalidad de sus síntomas, que al mismo tiempo sean más fuertes que la enfermedad.”

     Parágrafo 26 :
      “...Una afección dinámica más débil es destruida permanentemente en el organismo vivo por otra más fuerte, si la última (aunque diferente en especie) es muy semejante a la primera en sus manifestaciones.”
(“ Así es como se curan las afecciones físicas y las enfermedades morales.
¿Por qué el brillante Júpiter desaparece en el crepúsculo de la mañana, de la mirada del observador? ¡Por qué un poder más fuerte y muy semejante, la claridad del día naciente, obra sobre sus nervios ópticos!
En lugares en que abundan los olores fétidos, ¿cuál es la manera usual de colmar efectivamente los nervios olfativos ofendidos? Con rapé que afecta el sentido del olfato, de manera semejante, pero más fuerte. Ni la música, ni los pasteles azucarados, que obran sobre los nervios de otros sentidos, pueden curar al malestar del olfato.
¿De qué manera astuta el soldado ahoga los gritos lastimeros del que sufre el castigo de pasar por baquetas, a los oídos de los asistentes compasivos? Con las notas agudas del pífano mezcladas con las del ruidoso tambor. Y el estruendo lejano del cañón enemigo que infundiría temor en el ejército? Con el estampido fuerte del tambor mayor. Ni la distribución de una pieza brillante de uniforme, ni una reprimenda al regimiento hubiera bastado en ambos casos. ...”)

     En el parágrafo 29 refuerza lo señalado :

      “Como toda enfermedad (no exclusivamente quirúrgica) consiste solamente en una alteración dinámica morbosa y especial de nuestra energía vital (del principio vital) manifestada por sensaciones y acciones, así en toda curación homeopática este principio vital dinámicamente alterado por la enfermedad natural, es embargada por otra enfermedad artificial, semejante y más fuerte, creada por la administración de una potencia medicinal elegida exactamente conforme a la semejanza de los síntomas. De este modo la sensación de la manifestación morbosa dinámica y natural (más débil) cesa y desaparece. Esta manifestación morbosa ya no existe para el principio vital, que ahora está ocupada y gobernada solamente por la manifestación morbosa artificial más fuerte. Ésta, a su vez, pronto agota sus fuerzas y deja al paciente libre de la enfermedad, curado. El dinamismo, así libertado, puede continuar guiando la vida en el estado de salud.”

     Respecto al carácter del remedio homeopático agrega en el apartado del parágrafo 30 :

     “La corta duración del poder de las fuerzas morbíficas artificiales, que llamamos medicinas, hace posible que, aunque sean más fuertes que las enfermedades naturales pueda, no obstante, ser más fácilmente vencidos por la fuerza vital, que las enfermedades naturales más débiles; las cuales únicamente debido a su duración más larga, generalmente tanto como la vida (psora, sífilis, sicosis) nunca pueden ser vencidas y extinguidas por dicha fuerza vital sola, hasta que el médico obra sobre ella de una manera más enérgica por medio de un agente que produzca una enfermedad muy semejante, pero más fuerte, es decir, un medicamento homeopático. La curación de enfermedades de muchos años de duración (parágr. 46), debida a las viruelas y al sarampión (las cuales recorren un curso de solo pocas semanas), son procesos de carácter semejante.”

     Hahnemann distingue aquí una particular cualidad de fuerza en el remedio homeopático al provocar una enfermedad artificial de mayor intensidad dinámica que la enfermedad natural, que suplanta a ésta en el principio vital por su carácter semejante, liberándolo completamente de toda enfermedad al desaparecer el efecto medicinal.
Compara el efecto del remedio a la observación en la naturaleza de la acción causada por enfermedades agudas que logran remover enfermedades crónicas en algunas circunstancias, como la cita respecto al sarampión o la viruela. Estas enfermedades agudas aunque de curso breve y limitado poseen una cualidad dinámica de mayor fuerza que las enfermedades crónicas sobre las que logran accidentalmente actuar,  removiéndolas del principio vital.
     De esta manera, los remedios actúan a modo de enfermedades agudas, aunque artificiales, breves en su duración como éstas pero de mayor intensidad dinámica que las enfermedades largamente arraigadas.