Parte 16 - Nuevas perspectivas sobre los miasmas



Nuevas perspectivas sobre los miasmas

     El tema de los miasmas es controvertido.
¿Por qué Hahnemann consideró la existencia de tres miasmas crónicos? ¿Por qué no solo uno, la Psora, o por qué solo tres y no mas ?
Por otra parte, queda la impresión de que Hahnemann no llegó a una delimitación clara de todos los síntomas o manifestaciones secundarias atribuidas  a cada miasma.
En última instancia, la denominación de un concepto puede en muchos casos, no ser lo mas importante si logramos entender lo esencial hacia donde apunta la comprensión global.

     Su planteo debiera ser aceptado como una aproximación a la comprensión de las enfermedades, perfectible y cuestionable, no como una verdad absoluta.
Hahnemann fue moldeando y modificando la doctrina hasta sus últimos años a partir de su práctica clínica.
Los resultados que obtuvo le hicieron plantear determinadas hipótesis.
     Las enfermedades venéreas conocidas consideró que resultaban curadas por tres remedios, Mercurio, para la Sífilis, y Thuja y Nitric acid para la Sicosis gonorreica, remedios que fueron asociados entonces con estos miasmas.
Cuando no resultaban curados, sostenía que el principal obstáculo se debía a que otro miasma estaba impidiendo su curación radical, la Psora.
     La Psora, por otra parte, consideraba representada por una infinidad de manifestaciones, a su vez, cubierta terapéuticamente por un creciente número de remedios.

     Como señalé anteriormente, esto equilvale a pensar que la Psora, en realidad es múltiple, no hay una sola Psora, es la Hidra de mil cabezas, personaje mitológico con quien Hahnemann la asemejó, o de dos mil medicamentos, para actualizarnos con el mensaje.
Cada remedio refleja una modalidad de la Psora.
A propósito de esta referencia :
Del Tradado de las Enfermedades crónicas:

“La psora, o enfermedad de la sarna es, además de la más antigua, la enfermedad crónica miasmática a la que mejor cuadra el apelativo de hidra, el monstruo mitológico de múltiples cabezas.”

Refiriéndose a la psora y su tratamiento alopático, señala Hahnemann en un artículo titulado “Advertencia a los enfermos de cualquier clase social” publicado en 1831 recopilado en sus Escritos Menores:
“...Además de la afección primordial, presentará enfermedades medicamentosas estables provocadas por la quina, el opio, el mercurio, el iodo, el ácido prúsico, el arsénico, la valeriana, la digital, etc., que en conjunto formarán una hidra de mil cabezas contra la que ni existe ni se puede esperar que exista en este mundo el más mínimo socorro.”...

     Una perspectiva moderna de los miasmas a la que aportó Paschero entre otros homeópatas, intenta construir un puente de continuidad con la teoría de Hahnemann, profundizando una hipótesis sobre la cualidad de los síntomas secundarios de cada miasma.
Este planteo procura crear una mayor definición en especial de los síntomas mentales atribuibles a cada miasma, punto que Hahnemann no tocó particularmente.

Puede entenderse desde esta perspectiva a los miasmas como distonías o distorsiones constitucionales de la energía vital.
La infección dinámica que cada miasma provoca en la energía vital determina una tendencia o distonía particular que se expresa en las cualidades de mentales y físicas del paciente.
Considerando las cualidades de los  síntomas primarios de cada miasma descriptos por Hahnemann, crea una hipótesis de proyección en la cual cada uno los diferentes síntomas secundarios corresponden a alguna de las tres tendencias básicas de la energía vital alterada.
    
     De este modo, la Sífilis, con el chancro o úlcera genital como síntoma primario, con su cualidad destructiva del tejido, representa primariamente la tendencia destructiva de la energía vital y a todos los síntomas de la misma condición ya sea mental o física.   
     La Sicosis, con su síntoma vicariante primario de la verruga con su cualidad de neoformación e hipertrofia de tejidos, representa primariamente la tendencia hipertrófica de la energía vital y a todos los síntomas que poseen la misma condición hipertrófica o en mas, mental o física.
     La Psora, con su síntoma vicariante primario de la erupción cutánea, representa la tendencia reactiva de la energía vital de carácter funcional y a todo síntoma de la misma condición, mental o físico que no progresó hacia un estado netamente destructivo ni hipertrófico.

     Algunos autores han aventurado mas acerca de la condición mental psórica, considerando su síntoma central a  la ansiedad y sus antecesores, la angustia y el miedo, en una equiparación simbólica del prurito de la erupción psórica con la ansiedad, a la que tantas veces se ha traducido como el prurito de la mente.

Los dos miasmas venéreos son aquí entendidos como profundizaciones del desequilibrio de la energía vital, iniciado por la Psora, o para usar un término usado por Hahnemann, desarrollos de la Psora.
Toda tendencia que se aleja de la psórica es considerada una profundización del desequilibrio vital.
De este modo, en un proceso terapéutico toda manifestación  que transcurra desde síntomas miasmáticos venéreos hacia una tendencia psórica es una señal de buena evolución.    
En esta comprensión, un paciente con síntomas mentales sifilíticos o sicóticos no padece la enfermedad venérea de la actual nosología médica infecto contagiosa.
     Respecto a la condición plurimiasmática, es decir la posibilidad de padecer dos o los tres miasmas, la concepción distónica también la considera pero desde una perspectiva que parece diferente a la de Hahnemann. Plantea que todos los remedios son trimiasmáticos así como los individuos lo son en un mayor o menor grado.
   
     Otro punto importante. Hahnemann en ningún momento hace referencia a la utilización de un solo y único  medicamento en todo el proceso curativo de un cuadro crónico. Precisa sí, la indicación de un medicamento a la vez, dejándolo actuar todo el tiempo que éste resulte efectivo, pudiendo necesitar la indicación de varios otros para completar la curación.

     El tema miasmas parece ser para los homeópatas una Torre de Babel al punto que muchos lo han dejado de lado.
No obstante, con los reparos mencionados, esta teoría ha conducido a conceptos muy valiosos como la supresión o la ley de curación.