Parte 17 - Enfermedades Agudas



Enfermedades agudas

     El tema enfermedades o cuadros agudos está profundamente ligado al gran capítulo de los miasmas recién comentado. Lo tratamos independientemente solo a efectos de ordenar algunos conceptos.
     ¿Por qué es especialmente importante este punto?
Podemos considerar clave el papel de los cuadros agudos en la creación de la teoría miasmática y en definitiva en la redimensión de la doctrina homeopática.
     Si nos detenemos a pensar, el cuadro agudo ha sido la puerta de entrada hacia la homeopatía, desde su inicio, con el redescubrimiento del principio de la cura por lo similar, con los famosos accesos febriles curados por la china, continuando por las enfermedades agudas artificiales, las patogenesias, y finalmente su tercer etapa, la comprensión miasmática.
     El fracaso terapéutico de la etapa premiasmática de Hahnemann, involucró sin duda también a los cuadros agudos, a partir de donde procesa su nueva concepción de las enfermedades.
    
     Ordena entonces los cuadros agudos a partir de esta nueva etapa en las siguientes categorías:

1. Enfermedades agudas individuales o explosiones de la psora latente.

2. Enfermedades agudas intermitentes o empujes agudos de enfermedades crónicas, es decir resultado de crisis periódicas del miasma crónico, en este caso entonces, desarrollo de la psora, no psora latente, eventualmente con participación de los otros miamas crónicos.

3. Enfermedades agudas epidémicas o miasmas agudos propiamente dichos.
4. Enfermedades intercurrentes o enfermedades que surgen en el curso de otra enfermedad crónica, pero que no dependen de ella, es decir, ni de la psora, ni del desarrollo de la psora, ni de miasmas agudos, y que obligan a discontinuar el tratamiento antipsórico temporariamente para retomarlo luego de solucionada esta eventualidad.

5. Indisposiciones.

     Hay que recordar las mismas consideraciones señaladas en el capítulo miasmas respecto a desde donde observamos el fenómeno, si desde la doctrina original de Hahnemann o desde las perspectivas posteriores a él. Esto debe estar presente para evitar confusiones. La clasificación recién mencionada es la planteada por Hahnemann.

Vayamos  a los parágrafos sobre el tema :



1. Explosiones pasajeras de la psora latente

     Parágrafo 73:
      “En cuanto a las enfermedades agudas, pueden ser de tal naturaleza que afecten al organismo humano individualmente, siendo la causa excitante influencias perjudiciales a las que se ha expuesto particularmente. Los excesos en la alimentación o su deficiencia, impresiones físicas intensas, enfriamientos, acaloramientos, disipación, esfuerzos, etc., o irritaciones físicas, emociones mentales, y otras semejantes, son causas excitantes de tales afecciones febriles agudas; sin embargo, en realidad, generalmente sólo son explosiones pasajeras de la psora latente que espontáneamente vuelve a su estado latente si la enfermedad aguda no fue de carácter demasiado violento y reprimido prontamente.
      O son de tal naturaleza que atacan a varias personas al mismo tiempo, aquí y allí (esporádicamente), por medio de influencias atmosféricas o telúricas o agentes dañinos; la susceptibilidad de ser morbosamente afectado por ellos, sólo la poseen pocas personas a la vez. A estas enfermedades pertenecen las que atacan muchas personas con sufrimientos muy semejantes el mismo origen (epidémicamente); estas enfermedades generalmente se vuelven infecciosas (contagiosas) cuando prevalecen entre masas compactas de individuos. Por esta razón producen fiebres, en cada caso de forma peculiar y debida a que la enfermedad tiene un origen idéntico, determinan, en todos los que ataca, un proceso morboso idéntico que abandonado a sí mismo termina en un espacio de tiempo de duración mediano, con la muerte o con el restablecimiento. Las calamidades de la guerra, las inundaciones y el hambre son frecuentemente sus causas excitantes y productoras; algunas veces son miasmas agudos peculiares que reaparecen de la misma manera (de aquí que se las conozca por algún nombre tradicional), que unas veces atacan a las personas una sola vez en la vida, como la viruela, el sarampión, la tosferina, la fiebre escarlatina de Sydenham, la papera, etc., u otros se presentan frecuentemente varias veces de la misma manera, como la peste de Levante, la fiebre amarilla el cólera Asiático, etc.”

     Las explosiones pasajeras de la psora latente son consideradas por Hahnemann aquellas enfermedades agudas individuales cuya causa excitante determina que la psora latente se haga transitoriamente manifiesta. Es decir, se trata de sujetos sanos, esto es, con psora latente, que frente a determinados estímulos perjudiciales expresan transitoriamente ciertos síntomas de su psora.
“Los excesos en la alimentación o su deficiencia, impresiones físicas intensas, enfriamientos, acaloramientos, disipación, esfuerzos, etc., o irritaciones físicas, emociones mentales, y otras semejantes, son causas excitantes de tales afecciones febriles agudas..”.

     Hahnemann refiere que la psora así estimulada vuelve espontáneamente a su estado latente si la enfermedad no fue de carácter demasiado violento. De lo contrario, no lo dice pero se supone, ya que se trata de una manifestación de la psora, se deberá emplear el antipsórico que se ajuste al caso.
Podríamos por otro lado pensar que las patogenesias responden a un fenómeno similar. La substancia despierta en el experimentador sensible, algún síntoma de su psora latente. Luego la energía vital se recupera por sí misma del desorden transitorio provocado por el estímulo medicamentoso.
 De hecho un experimentador es sensible a un remedio porque despierta algún síntoma su psora latente.

2. Las enfermedades intermitentes

     Hahnemann denomina enfermedades intermitentes a los empujes agudos de enfermedades crónicas, es decir, de Psora desarrollada, eventualmente complicada con otros miasmas crónicos.
Por lo tanto su tratamiento es antipsórico y eventualmente la sucesión antisifilítica o antisicótica que se ajuste al caso.

Vayamos a los siguientes parágrafos:
    Parágrafo 231:
     “Las enfermedades intermitentes merecen una consideración especial, tanto las que se presentan en períodos fijos -como el gran número de fiebres intermitentes y de afecciones no febriles que se presentan en la misma forma- como también aquellas en que ciertos estados morbosos alternan en períodos indeterminados con otras de diferente clase.”

     Parágrafo 232:
     “Estas últimas, las enfermedades alternantes, son también muy numerosas (*) pero todas pertenecen a la clase de las enfermedades crónicas; generalmente son una manifestación del desarrollo de la psora únicamente, algunas veces, aunque raras, complicada con la sífilis, y por lo tanto en el primer caso pueden curarse con medicamentos antipsóricos; en el último, empero, alternando éstos con los antisifilíticos, como he dicho en mi obra sobre Enfermedades Crónicas.”

(*) “Es posible que dos o tres estados diferentes alternen a la vez. Así, por ejemplo, en el caso de una alternancia de dos enfermedades, pueden manifestarse persistentemente ciertos dolores en las piernas, etc. tan luego como desaparece una oftalmía y que ésta vuelva otra vez cuando cesen los dolores; o que espasmos y convulsiones alternen inmediatamente con cualquiera otra afección que reside en el cuerpo entero o en alguna de sus partes. pero también es posible en caso de una triple alianza de estados alternantes en una enfermedad contínua, que a una superabundancia aparente de salud, una exaltación de las facultades del cuerpo y del espíritu (alegría no acostumbrada, excesiva vivacidad, sentimiento exagerado de bienestar, apetito inmoderado, etc.), se vea suceder bruscamente un humor sombrío y melancólico, una insoportable disposición a la hipocondría, con alteración de varias funciones vitales, de la digestión, del sueño, etc., y que este segundo estado ceda su lugar, de un modo más o menos pronto, al sentimiento de malestar que de ordinario experimenta el sujeto. A menudo no hay señal ninguna del estado anterior cuando aparece el nuevo. En otros casos sólo quedan ligeras huellas del estado alternante anterior cuando se presenta el nuevo; pocos síntomas del primer estado persisten al aparecer y mientras dura el segundo. Algunas veces los estados morbosos alternantes son completamente de naturaleza opuesta, como por ejemplo, la melancolía alternando periódicamente con la locura alegre o el furor.”

     Parágrafo 233:
     “Las enfermedades intermitentes típicas son aquellas en que un estado morboso de carácter invariable reaparece en un periodo fijo, mientras el paciente está en buena salud aparentemente, y desaparece igualmente en un tiempo fijo. Esto se observa en aquellos estados morbosos en apariencia no febriles que vienen y se van de una manera periódica (en épocas fijas), así como en aquellos de naturaleza febril, es decir, la gran variedad de fiebres intermitentes.”

     Parágrafo 234:
     “Los estados morbosos en apariencia apiréticos, típicos, que periódicamente se presentan en una sola persona en tiempo fijo (no aparecen con frecuencia esporádica o epidémicamente) siempre pertenecen a las enfermedades crónicas. En su mayor parte son puramente psóricas rara vez complicadas con la sífilis y se tratan con éxito con los mismos medios; no obstante es necesario algunas veces emplear como remedio intercurrente una pequeña dosis de una solución potentizada de cinchona, con el fin de extinguir por completo su tipo intermitente.”



3. Las enfermedades epidémicas  o miasmas agudos

     Las enfermedades epidémicas o miasmas agudos son aquellas enfermedades agudas de carácter contagioso que afectan a varias personas al mismo tiempo.

     Parágrafo 241:
     “Las fiebres intermitentes epidémicas en lugares en que no son endémicas, son de la misma naturaleza que las enfermedades crónicas compuestas de un paroxismo agudo aislado; cada epidemia aislada tiene un carácter uniforme y peculiar común a todos los individuos atacados, cuando este carácter se encuentra en la totalidad de los síntomas comunes a todos, nos guía al descubrimiento del remedio homeopático (específico) apropiado a todos los casos, y que es casi universalmente útil en los pacientes que gozaban de salud mediana antes de presentarse la epidemia, es decir, que no eran enfermos crónicos por el desarrollo de la psora.”

Ver también parágrafo 100, 101, 102 (pág.172-173) además del Parag. 73(pág.114)

     Hahnemann señala que estos cuadros agudos responden curativamente a uno o una serie limitada de remedios que cubren el genio epidémico de esa enfermedad, en todos los casos de pacientes que previamente no eran enfermos crónicos por el desarrollo de la psora.
Es decir, no considera estos remedios antipsóricos.
En estos otros casos Hahnemann señala que el remedio del genio epidémico no logra completar la curación, considerando entonces que la psora está desarrollándose detrás, necesitando el tratamiento antipsórico.
El intrincamiento de la psora modifica la sensibilidad a ser curado por el remedio del genio epidémico agudo.
Véase a este respecto lo señalado por Hahnemann en el capítulo Sobre alternancias e intercurrencias de remedios (pág. 200). 

No obstante un paciente crónico puede eventualmente contraer una enfermedad epidémica.
En ese caso el miasma agudo suspende transitoriamente al crónico como señala el parágrafo 38 (véase supresión pág  147), al ser la enfermedad nueva desemejante mas fuerte que la primitiva.
Luego de solucionado el miasma agudo se debe en estos casos continuar con el tratamiento miasmático crónico.

     Algunos homeópatas muestran cierta perplejidad con este concepto, especialmente aquellas generaciones que fuimos formadas con la definición del simillimum o remedio constitucional único, como aquel medicamento que debiera cubrir todos los casos de enfermedad de un paciente.
En realidad, Hahnemann no habló de este remedio ideal único, señalando que un paciente probablemente deba recibir varios medicamentos a lo largo de su proceso de curación miasmático.


4. Enfermedades intercurrentes

     Hahnemann llama enfermedades intercurrentes aquellas que surgen en el curso de una enfermedad crónica previa pero que no dependen de la psora o del miasma crónico que padece el paciente.
 Del latín : Inter : entre, currente : que corre.
Incluye aquí a las enfermedades epidémicas ya mencionadas pero también otras, a las que llama intermedias, de causa telúrica o meteórica que considera de origen no psórico, debiendo discontinuar el tratamiento anterior antipsórico mientras dure esta intercurrencia.
Incluye por ejemplo traumatismos como golpes, contusiones, desarreglos por abusos alimenticios o alcohol, situaciones derivadas de emociones intensas, enfriamientos, etc. Todas situaciones de origen externo que irrumpen circunstancialmente pero que no provienen del miasma crónico del paciente.

Del Tratado de las Enfermedades Crónicas

Durante el tratamiento de enfermedades crónicas mediante remedios antipsóricos, frecuentemente necesitaremos recurrir al otro grupo de medicamentos, los que no son antipsóricos, en casos de enfermedades epidémicas o de enfermedades intermedias («morbi intercurrentes»)* que suelen presentarse por causas meteóricas o telúricas y que atacan a nuestros pacientes crónicos, perturbando no sólo el tratamiento mas también interrumpiéndolo durante lapso que puede ser extenso. En casos tales será  preciso emplear los otros remedios, pero no he de entrar en tal tema, limitándome a decir aquí que el tratamiento antipsórico deberá ser discontinuado totalmente durante algún tiempo, en tanto dure el tratamiento de la enfermedad epidémica que también haya hecho presa de nuestro paciente (crónico), aunque por tal causa deban perderse varias semanas en los casos peores. Pero también insistimos en que si la enfermedad no es excesivamente severa, el ya citado método de medicar por olfacción de un glóbulo humedecido suele ser ayuda suficiente y así se acorta notablemente el periodo de la enfermedad aguda.”

“El médico homeópata inteligente muy pronto se dará cuenta del momento en que sus remedios han completado la curación de la enfermedad intermedia,(*) oportunidad en que se reinicia el curso peculiar de la enfermedad crónica (psórica).
* Es corriente que estas enfermedades epidémicas intermedias se presenten como fiebres (por cierto que no estoy aludiendo a los miasmas constantes: viruela, sarampión, disentería, tos convulsa, etc.).”

Valgan los ejemplos que cita a continuación para tener una idea de a qué se refiere Hahnemann.

“Puede proseguirse con ellas durante algunos días hasta que la enfermedad de la psora retome su curso de rutina, oportunidad en que deberá darse un medicamento antipsórico, seleccionado homeopáticamente, a fin de continuar con la curación.
Enumeraré a continuación algunos de los contratiempos que temporariamente perturban el tratamiento y los remedios que pueden ser de utilidad en tales casos.
- Estómago recargado: será  remediado mediante ayuno, es decir ingiriendo un poco de sopa liviana en lugar de la comida habitual y un pocillo de café.
- Desorden gástrico provocado por ingerir carnes enjundiosas, en particular por comer cerdo: será  tratado mediante ayuno y Pulsatilla.
- Desorden estomacal después de comer que provoca regurgitación y mayormente náuseas e inclinación al vómito: mediante Antimonium Crudum en dinamización elevada;
- Enfriamiento del estómago por ingerir fruta: olfacción de Arsenicum.
- Malestar derivado de bebidas alcohólicas: Nux Vómica.
- Desarreglo estomacal acompañado de fiebre gástrica, frialdad y resfriado: Bryonia Alba.
- Temor: cuando la medicina pueda ser dada al instante y en particular cuando el terror provoca acobardamiento: jugo de amapola (Opium). Si la ayuda puede ser prestada sólo con posterioridad, o cuando al temor se sumó agravio: Aconitum. Si provocó abatimiento: semillas de Ignatia.
- Agravio: que provoca irritación, enardecimiento, cólera, violencia: Chamomilla. Si además  del agravio hay frialdad y enfriamiento del cuerpo: Bryonia. Si el agravio es acompañado de indignación, profunda mortificación interna (se arroja cuanto se tiene a mano): Staphisagria.
- Indignación con mortificación interna, silenciosa: Colocynthis.
- Contrariedad sentimental, acompañada de aflicción serena: Ignatia. Acompañada de celos: Hyoscyamus.
- Resfriado agudo (que haga aconsejable guardar cama o a lo menos, a permanecer dentro de la vivienda): Nux Vómica. Cuando se presenta diarrea como consecuencia: Dulcamara. Cuando hay dolores como consecuencia: Coffea Cruda. Cuando sucedan fiebre y acaloramiento: Aconitum. Cuando sucedan accesos de sofocación: Ipecacuanha.
- Resfriado, seguido de dolores e inclinación al llanto: Coffea Cruda. Seguido de coriza y pérdida del sentido del olfato y del gusto: Pulsatilla.
- Esguinces y luxaciones: Arnica a veces, pero Rhus Toxicodendron con mayor seguridad.
- Contusiones y heridas producidas por instrumentos embotados: Arnica.
- Quemaduras de la piel: Compresas de agua mezclada con dilución muy dinamizada de Arsenicum; o bien aplicaciones continuadas durante horas, de alcohol calentado a bañomaría.
- Debilidad por pérdida de sangre o de fluidos: China.
- Nostalgia profunda con enrojecimiento de mejillas: Capsicum.”

     Quizás estos ejemplos nos hayan dejado mas confundidos y volvamos a pensar una vez mas, pero entonces, ¿cuales son los remedios antipsóricos?
Intentaremos responder esto en el próximo bloque.
Me interesa mostrar con estos ejemplos el modo de medicar de Hahnemann.
     Independientemente de la consideración no psórica de estas intercurrencias, apunto a prestar atención en como Hahnemann indica distintos remedios en diversas intercurrencias al tratamiento crónico antipsórico.
¿Por qué lo hacía? Posiblemente porque no lograba resolver estos cuadros con el antipsórico que el paciente venía recibiendo.

     Podríamos desde otra perspectiva cuestionar este concepto de Hahnemann y pensar que estas llamadas intercurrencias son también explosiones de diversas facetas de la psora del paciente.



5. Indisposiciones

     Hahnemann llama indisposiciones aquellos cuadros leves, recientes que habitualmente considera no necesitan indicación medicamentosa, bastando con medidas higiénico dietéticas.
Vemos entonces un abanico gradual de situaciones, desde las indisposiciones hasta las explosiones pasajeras de la psora latente o intercurrencias en los pacientes crónicos.

     Parágrafo 150:
     “Si el paciente se queja de uno o más síntomas ligeros, que solo se han observado poco tiempo antes, el médico no los considerará como una enfermedad completamente desarrollada que requiere un tratamiento médico serio. Una modificación ligera en la dieta y en el régimen bastará para disipar tal indisposición.”