Parte 13 - Sicosis



Sicosis

     Pasemos a la exposición que Hahnemann hace de la Sicosis, uno de los dos miasmas crónicos restantes. 
Del Tratado de las Enfermedades crónicas:

     “Comencemos pues por el sicosis, el miasma que produce cantidad mínima de enfermedades crónicas y que pocas veces llega a ser dominante. Esta enfermedad de las verrugas ficoideas que tanto se extendió hace algunos años, en particular durante el periodo 1809-1814 correspondiente a los años de las guerras de Francia, posteriormente se ha vuelto cada vez más rara; casi siempre fue tratada, ineficaz y nocivamente, mediante mercurio administrado por vía interna, por habérsela considerado homogénea de la enfermedad del chancro venéreo. Pero las excrecencias sobre los genitales han sido y son invariablemente tratadas externamente por los médicos alópatas cauterizando, desecando, escindiendo o recurriendo a ligaduras. Corrientemente estas excrecencias primero aparecen sobre los genitales acompañando, frecuentemente aunque no siempre, a una suerte de gonorrea uretral, * algunos días o algunas semanas y hasta transcurridas muchas semanas a contar desde la infección por coito; lo menos frecuente es que sean excrecencias secas y con aspecto de verrugas; lo más frecuente, que sean blandas, esponjosas y rezumando cierto fluido específico y fétido, dulzón y similar al del arenque en salmuera; sangran fácilmente y asumen forma de cresta de gallo o de coliflor(«brassica botrytes»). En el hombre estas excrecencias se presentan sobre el glande y sobre o debajo del prepucio; en las mujeres, en las zonas genitales y sobre esos mismos genitales, que en tal caso se hallan turgentes y suelen estar cubiertos por gran cantidad de ellas. Cuando se las extirpa violentamente, el efecto natural e inmediato es que resurjan, habitualmente para ser de nuevo sometidas -y en vano- a otro tratamiento similar, cruel y doloroso. Pero aun cuando de tal modo pudieran ser extirpadas, ello sólo tendría la consecuencia de que la enfermedad de la verruga ficoidea, ** una vez desprovista de su síntoma local que actúa vicariamente respecto de la dolencia interna, habrá de aparecer en modos diferentes y mucho peores, como dolencia secundaria; porque el miasma de la verruga ficoidea, que ya domina en el organismo, de ningún modo ha sido disminuído por la extirpación externa de sus excrecencias ni por el mercurio que haya sido administrado internamente, el que en modo alguno es remedio apropiado para el sicosis. A la par del deterioro general de la salud que el mercurio ocasiona -que solamente daño puede hacer tratándose de esta enfermedad y al que casi siempre se da en dosis excesivas y en las preparaciones más enérgicas- excrecencias de la misma índole irrumpirán entonces en otras zonas del cuerpo como elevaciones planas, blancuzcas, esponjosas y sensitivas, en la cavidad bucal, sobre la lengua, el paladar y los labios, o sino como tubérculos secos, pardos, extensos y prominentes en las axilas, sobre el cuello o el pericráneo, etc., o bien surgirán otras dolencias corporales de las que sólo he de mencionar la contracción de los tendones o de los músculos flexores, especialmente de los dedos.”.

* En la gonorrea de este tipo lo frecuente es que, desde un principio, la descarga sea algo espesa, como pus; la micción es menos difícil pero el cuerpo del pene está  turgente y algo endurecido; también en algunos casos el pene está  cubierto, en su parte posterior, de tubérculos glandulares muy dolorosos al tacto.

** El miasma de las demás gonorreas comunes no parece invadir todo el organismo, sino tan sólo irritar al sistema urinario; estas ceden ante la dosis de una gota de zumo fresco de perejil, cuando ello está  indicado por la frecuente urgencia de orinar, o bien ante una dosis mínima de Cannabis, o de Cáncridas, o de Bálsamo de Copaiba, según las diferentes constituciones y demás perturbaciones conjuntas. No obstante, estos remedios deben ser empleados siempre en las dinamizaciones elevadas y superiores (potencias) a menos que la psora, que bien podría estar latente en el organismo del paciente, haya sido activada por algún tratamiento irritante o debilitante de los que suelen imponer los médicos alópatas. En tal caso es frecuente que subsistan gonorreas secundarias, las que sólo podrán ser curadas por un tratamiento antipsórico.**”

La gonorrea que depende del miasma de la verruga ficoidea, así como las ya mencionadas excrecencias (vale decir, todo el sicosis) pueden ser curadas, con total seguridad y definitivamente, administrando Thuja por vía interna, pues en este caso es homeopática, en una dosis de unos pocos glóbulos, tan pequeños como la semilla de la amapola, que hayan sido humedecidos con la dilución potentizada hasta el grado decillonésimo 1 ** y cuando se haya agotado su acción al cabo de quince, veinte, treinta o cuarenta días, alternar con una dosis igualmente pequeña de Nitric Acidum diluído hasta la decimonovena graduación y a la que se debe conceder un lapso igualmente extenso para permitir que actúe. No es necesario recurrir a aplicación externa alguna, salvo en los casos más inveterados y difíciles, en los que las verrugas con forma de higo podrán ser humedecidas diariamente con el jugo puro, con procesado, de las hojas verdes de «thuja» mezclado con igual cantidad de alcohol.

* Si fueran necesarias más dosis de Thuja, se obtendrá la máxima eficacia empleándola en otras potencias (VIII, VI V, II), alternación en la administración del remedio que facilita y fortalece su capacidad de afectar a la fuerza vital.”

     Hahnemann presenta a la Sicosis como un miasma crónico venéreo con su síntoma original, la gonorrea y la verruga genital. La supresión de estos síntomas vicariantes primarios del desequilibrio de la energía vital provocado por este miasma, daría lugar a síntomas sicóticos secundarios en otras partes del organismo, de los que no expone mas detalles que la aparición de verrugas en otras partes del cuerpo o contracciones musculares.
Considera que el tratamiento con Thuja en diferentes potencias eventualmente alternando con Nitric Acid es suficiente para erradicar este miasma.

     Es interesante apreciar que Hahnemann distingue entre las infecciones gonorreicas comunes y la del miasma sicosis, es decir, no todas las considera dependientes de la sicosis.
Así explica que muchas gonorreas rebeldes están sostenidas por la Psora, requiriendo por lo tanto tratamiento antipsórico.